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¿COMO ENSEÑAR LA PUNTUALIDAD?

Para una mejor compresión de la puntualidad si se enseña o se aprende citamos a Jean Piaget quien descubrió que el niño comienza confundiendo el tiempo con el esfuerzo: "Más rápido equivale a más tiempo".

Hagamos una prueba sencilla. Se pide a un niño de 5 o 6 años que dibuje prolijamente una serie de palotes en un papel. Se lo interrumpe a los 15 segundos. A continuación se le indica que, esta vez, dibuje lo más rápidamente posible. Se lo vuelve a interrumpir a los 15 segundos y se pregunta ¿cuál tiempo fue más largo? o ¿cuál duró más?. Invariablemente los niños responden que el trabajo más veloz llevó más tiempo.

Si se repite esta prueba con niños mayores de 8 años, las cosas cambian: las dos intuiciones de tiempo y de velocidad se articulan en un "más rápido = menos tiempo".

Como contraprueba se pide al niño que permanezca con los brazos cruzados. Al cabo de 15 segundos se lo invita a mirar una imagen interesante otros 15 segundos. Todos los niños concluyen que el tiempo de espera parece mucho más prolongado que el dedicado a observar la imagen. En definitiva, podemos tanto subestimar como sobreestimar el tiempo sin tomar conciencia de ello. El "tiempo subjetivo" está ligado a la acción propia y depende de la actividad de nuestro cerebro, cuya capacidad de adaptación es enorme. Por eso la puntualidad es una cuestión de educación.

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